Rí­o Infinito: una apuesta a la vida y la conciencia medioambiental

La Cuenca del Plata es uno de los sistemas hí­dricos más importante de América del Sur junto con el Amazonas; pero la deforestación y las presas lo convierten en uno de los más amenazados del mundo. Su increí­ble biodiversidad puede extinguirse para siempre y pocos parecen darse cuenta. Por ello, un grupo de músicos decidió navegar el Rí­o Paraná denunciando las graves amenazas que enfrenta.

Se trata de la orquesta Rí­o Infinito, un grupo músicos latinoamericanos que se han subido a una vieja barca con un solo objetivo: recorrer todos los cauces de América tocando para concienciar sobre los peligros que asechan la vida de los rí­os.

En su primer recorrido, estos músicos viajaron a través de los 1.478 kilómetros de agua dulce que separan Iguazú de Rosario, ciudad portuaria al norte de Buenos Aires. A su marcha, la orquesta Rí­o Infinito dio conciertos y se reunió con asociaciones ambientalistas y reunieron cartas en defensa de los rí­os redactadas por las comunidades que habitan las riberas.

  • El paisaje con el que se encontraron los músicos no es prometedor: en el Alto Paraná, -donde nace el rí­o- no hay peces ni pescadores; lo que hay allí­ son dos de las presas más grandes de Sudamérica, yates de lujo, industrias papeleras y factorí­as de soja transgénica.
  • En Argentina se han instalado unas 30 papeleras y el otrora hermoso y vivo rí­o Paraná se ha convertido en el depósito de sus desechos quí­micos.
  • La represa de Yacyretá -de la que ya te hemos contado en este blog- anegó 180.000 hectáreas y desplazó a más de 50.000 personas. Quienes defendieron su lugar no lo hací­an sólo por arraigo o tradición, defendí­an su vida. De los miles de pescadores relocalizados tierra adentro, lejos del rí­o, muchos ahora mendigan por Posadas, Rosario o Buenos Aires…

De allí­ su compromiso y su alarma. Los artistas se preparan a recorrer otros cauces, como el rí­o Uruguay y el Amazonas. Su objetivo es llegar a todas las cuencas de América, denunciando el porvenir que aguarda no sólo a la fauna y la flora de estos cursos de agua, sino también a las miles de personas que viven de los rí­os, si no se modifican las normas que permiten su mal uso.

Son muchos los males de nuestra sociedad que afectan al medio que nos rodea, y lo más triste, quizás, es que a pesar de la ardua lucha de los ciudadanos, siempre se necesitan decisiones polí­ticas.

Ví­a | El Paí­s

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